27/02/2021
Cuántos rostros y silencios el tiempo sin piedad despega del corazón e incrusta en el pasado. La espuma de la memoria va arrastrando tu nombre que retorna y se esfuma. Cuando hubo un tiempo en que tu nombre fue el sustento de mi calma. Calma que ruborizaba en un vaivén, que confieso; en que noche tras noche mi sonrisa nocturna; me abrazaba y me pasmaba. Una vez, me hablaron del destino, pero no creí que iba a tener tu rostro, tu nombre, y apellido, aún, después de tu olvido. Y es que hasta he olvidado: Quién soy. Ese yo vuelto susurros: románticos. Se ha convertido en un yo de suspiros: burdos y nostálgicos. Voy caminando y olvidando rostros. Las fechas se acumulan, se incrustan, se resbalan. Se van borrando. Y además, me van matando. Voy acumulando tiempo y voy acumulando olvido. He olvidado cómo amar, cómo confiar en el amor, cómo sonreír de verdad. He olvidado cómo vivir. So