Letras que ya no laten
Involuntaria la palabra que nace del respiro de un arma que traspasa; cálidos vientos y suspiros. El arma está cargada ya; de balas que no tiemblan y que resuenan cual colmena. Ya no hay llantos ni penas; solo balas que cabalgan entre nubes cual poema. En su velocidad incolora, se cargan y disparan, en un tumulto que depara lágrimas y gritos en mamparas. Van entrando las palabras. Se incrustan en pechos escuálidos. En lamentos que ya nadie narra, entre susurros descorazonados, sangrientos y desalmados. La palabra se desgarra con mis suspiros más amados. ¡Hay palabra! Eres fría, y un tanto indecorosa. Ya solo nos esperan: Regocijantes ríos de ataúdes sin desvaríos. Donde yazcan, palabras que ya no nazcan. Y que ya solo alcanzan; en palabras que se enfrascan, más en versos que solo tratan de escribir susurros que ya no faltan. Ya son solo, rincones prófugos de corazones sin verdugos; pero que cabalgan y en baten,