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Mostrando las entradas de julio, 2022

La paradoja del Yo

  Cuando una persona habla desde el yo; ese habitual: Yo opino, yo pienso, yo creo. Habla desde cierta soberbia al hallarse “original” en el manejo del tema a tratar en cuanto a opiniones personales se refiere. Pero, es aquí donde comienza la paradoja del Yo, ya que, qué sucedería con ese “Yo, único”, si imagináramos la siguiente secuencia de analogía: Un grupo de oyentes acude a distintas ponencias sobre el mismo tema, todos los expositores son distintos y expertos en el mismo rubro desde el que se habla. Los oyentes son conscientes de que cada una de las charlas expuestas que los expertos tratan de maneras o perspectivas diferentes del tema per sé; suscita un patrón de coincidencia, al notar que cada uno de los expositores en ciertos momentos dan opiniones desde su Yo particular e individual; las mismas posturas se hacen notorias en cada uno de los diferentes expositores cuando comienzan a opinar desde cada uno de sus Yos. ¿Qué le sucede al Yo, entonces? ¿Es una falta de comunicación

Extraños

Que mi voz baje y suba sobre aquellos tristes montes, donde la muerte perdura entre batallas vívidas y temidas.   Desmayo y entono canciones sin coros; carentes de tono sobre huesos rotos.   Mi anhelo va y viene; pero por las venas circula, en la espesa nieve,   un amor bello y sin brechas.     Siento que la vida se me escapa de las manos. Día con día adolecen los reclamos.   Se desquebrajan cartas en hondos peldaños. Más las frías nieblas atormentando a los años.   El viento se seca entre reclamos vagos. El amor ya no perdura sobre nuestros pies descalzos.   Brillan los engaños de aquellos lejanos años, de eterno amor cristiano que ambos nos juramos.   Se tambalea la esperanza sobre la dispareja balanza. El agua por fin se estanca en la rota y olvidada hojarasca.   JNR

¿Por qué odio?

¿Por qué odio? Si hay pan en la mesa. ¿Por qué odio? Si mi salud es plena. ¿Por qué odio? Si es eterna la condena.   La impaciencia se va volviendo tenue. La cordura se alza y me abraza. Pero yo no sé, por qué, recurro en breves momentos a mi arrogancia enojada.   La calma, es más; pero, solo basta una ligera estupidez para desatar mi ira.   Odio el ruido. Odio las risas. Odio las visitas. Odio el cúmulo.   Odio la soberbia. Odio al cerebro vacío. Odio la copia de la copia. Odio al prepotente. Odio la injusticia.   Odio, la diversión vacía. Odio, lo que todos adoran. Odio, las frívolas compañías. Odio, las comodidades superficiales.   Odio no avanzar. Odio el calor, el dinero, comprar. Odio rezar.   Odio mis desánimos. Odio mis impotencias. Odio mis desgracias. Odio mis vacíos.   Odio no escribir. Odio la alegría del estúpido. Odio la suerte del idiota.   ¿Por qué odio? S

Vida de poeta

Soy la huella de la ilusión robada. Mi pluma aguarda la sentencia esperada.   Soy la confusión viva. Soy la carne devorada. Soy la tenue llama. Soy vida y nada.   ¿Dónde están mis más vibrantes y profundas malezas?   Me apago y enciendo en un mundo absurdo que no perdona el malestar nauseabundo.    Soy la inconstancia. Soy lo que no perdura. Soy la lágrima tardía. Soy un verso en agonía.   Soy el odio y la falsa sonrisa. Soy el que desea la constante desdicha.   Soy demencia y soy cordura. Soy la marea que va y llega,  sin aroma,  y sin fragancia.    Soy la letra  repetida Soy la reiterada vida.  Soy esa extraña  vida perdida,  esa vida de tormenta,  donde se mueve  mi vida de poeta.    JNR

Hoy no hay tiempo

Se alejan de mí las buenas y maravillosas ideas, y me voy quedando con palabras simples; más puntos de vista sin un sentido coherente.   Dialogo en la incoherencia constante. El pozo está seco junto con mi alma. ¿Por qué se van? ¿O es que nunca llegaron? Las buenas y elegantes, las precisas y constantes, las desgarradoras y anti sonantes, palabras brillantes.   Soy un ciudadano más, un olvidado más… Alguien que escribe y vuelve a escribir. Pero hasta ahí. Nadie más nota… Nadie más se percata… Del llanto de mis letras, del goce de escribir. Y es que por qué leerme a mí, entre tantos poetas. ¿Por qué leer mis letras? Si son letras desanimadas. Habiendo otros poemas; más dichosos, más románticos, más enamoradizos.   Y es que todo el mundo tiene una amarga tristeza. ¡Qué ironía! Hoy ya no hay tiempo ni para estar triste.   Hoy todo es entretenimiento, todo es fiesta, todo es diversión momentán

Flores frescas

Persigo incesantemente la desapreciada extrañeza. Tu rostro aún perdura en cada una de las rosas marchitas.   Sostengo aún las heridas curadas. Más mis lágrimas que siguen manchando a tu cara pálida y arrugada.     La soga aun aprieta; pero mis venas yacen vacías, sin vida.   Ya por fin hay alivio en mi petrificada silueta.   Mis zapatos viejos van dejando marcas de colores tristes: azul, violeta, grises…   El paisaje se va junto con la memoria del viento que solapa mis gritos desconsolados.     El árbol florece con sus ramas rotas. Son hojas claras; manchadas de sangre sobre mis ojos ciegos.   La lluvia celebra nuestra partida fúnebre. Las moscas llegan hacia nuestra carne que se pudre de manera lúgubre.   Perseguía incesantemente el paso de la muerte. Ahora por fin sonrío y desvanezco en cada una de las flores frescas.     JNR  

Cariño mío

Y como si nada caí en cuenta de que me hallaba; finalmente, expuesto, desnudo, y perdidamente enamorado de usted, cariño mío.   Y es que en tu desnudez soy quien debo ser. Como un instinto que acecha mis más prolongados y desapercibidos: frágiles impulsos.   No se a ti, pero a mí. Me sienta bien amarte. Y no de a poco. Si no, descaradamente.   JNR

Dime a quién sigues por Instagram, y te diré quién eres

      Persiste cierta intuición en mí, una sensación particular, percibo un síntoma que, o puede ser muy diminuto, o algo vorazmente descomunal en mi psique, mente o alma. Un síntoma de no avance; un estancamiento, procedente de la realidad perceptible de mis sensores que me proyectan ciertas fracturas que encuentro sin buscarlas en todo sistema tanto macro como microscópico, ya sea en una gran nación, o en cierta postura o tono de individuos desconocidos. Es como si ciertos patrones se develaran ante mi persona sin tener la intención per sé de adquirirlos. En una competente analogía: sería como ver tambalear las piezas diminutas de un gran todo que no sabe que se tambalea. Un eterno desbalance que no se ajusta o se queda quieto, sino que sufre de múltiples desajustes que, es lo que hace que siga en movimiento. Es un caos inconsciente que hace que todo vaya hacia un aparente “progreso”. Antes me propiciaba un extraño mal sabor, ahora es solo es la intriga de que se esta transformando e

Obsesión

Se vislumbran a distancia los recuerdos de grandes y muy desvividas marchas.   Ya no soy la carne muerta. Soy las plantas y semillas que cultivo entre sol y agua.   Aspiro a la longevidad respirando la brisa nocturna. Enterrando mis pies descalzos sobre la tierra y pisando el cálido y frío asfalto.   Soy el tomate y el nopal crudo. Camino lento y sin preocupación en un mundo lleno de obsesión.     Obsesión por tener, obsesión por llegar, obsesión por terminar, obsesión por volver a empezar.   Soy la piedra y soy el río. Soy el lago que vuelve a la dichosa calma. Mi única crisis será cuando no sea feliz estando vivo y viviendo en este mundo de perdidas y muy desorientadas almas.   JNR

Cae mi ausencia

Sin prisa contemplo delirante mis palmas manchadas en el tímido curso del papel sobre la delicada y fresca tinta; donde persisten, mis ideas más temibles, descabelladas y tan forzados   delirios sin prisa.   Cae la noche entre mis ojos cansados; desvelados entre mantos de ideas postergadas que se estancan entre el humo de la niebla socavando así, mi nombre al filo del fuego extinto de la vela.   Cae la brisa y junto con ella se desvanece el viento. Un viento que ya no conmueve ni a los pétalos, ni a las raíces, ni a las espinas de rosas marchitas.   ¿Quién socavó nuestras almas? Entre penumbras y resplandores. Entre marejadas y extintas llamas. Entre velas que se apagan de manera brusca: Se van desvaneciendo mi alma quebrada, más mis letras asesinadas para que mueran y ya no renazcan.   Cae la vida y junto con ella el nombre de mi ausencia.   JNR