Desde que murió mamá
Desde que murió mamá, ya no sé como andar por la vida. Trato de sonreír, pero no se siente del todo como una sonrisa real, como si mi sonrisa la hubieran cambiado por otra; una más disimulada. De niño, mamá me decía qué comer, qué vestir, cómo comportarme. Siempre trataba de velar por mí, tratando de iluminar mi camino. Pero, esa luz se apagó. Ya no está, se esfumó de la nada. Lo sé, ya a una determinada edad, uno, ya se hace más independiente, pero al menos, siento yo, que esos consejos de mamás aun vivas: deben valer muchísimo. No sé cómo sería mi vida ahora si mamá no se hubiera muerto. No sé dónde estaría, ni con quiénes estaría o, si me dedicaría a otro oficio diferente. Nunca lo sabré. Lo que sí sé, es que me hace falta. Caminar sin su luz se ha vuelto cansado. Trato de darme a mí mismo luz. Pero veo tantas bifurcaciones, que me he vuelto inseguro. No sé en ocasiones qué dirección tomar. Debería tomar la que mi intuición me diga y, actuar. Y..., eso he hecho. Pero..., hay algo