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Desde que murió mamá

  Desde que murió mamá, ya no sé como andar por la vida. Trato de sonreír, pero no se siente del todo como una sonrisa real, como si mi sonrisa la hubieran cambiado por otra; una más disimulada. De niño, mamá me decía qué comer, qué vestir, cómo comportarme. Siempre trataba de velar por mí, tratando de iluminar mi camino. Pero, esa luz se apagó. Ya no está, se esfumó de la nada. Lo sé, ya a una determinada edad, uno, ya se hace más independiente, pero al menos, siento yo, que esos consejos de mamás aun vivas: deben valer muchísimo. No sé cómo sería mi vida ahora si mamá no se hubiera muerto. No sé dónde estaría, ni con quiénes estaría o, si me dedicaría a otro oficio diferente. Nunca lo sabré. Lo que sí sé, es que me hace falta. Caminar sin su luz se ha vuelto cansado. Trato de darme a mí mismo luz. Pero veo tantas bifurcaciones, que me he vuelto inseguro. No sé en ocasiones qué dirección tomar. Debería tomar la que mi intuición me diga y, actuar. Y..., eso he hecho. Pero..., hay algo

Vacío

El rango de tu disonancia callada me captura y me hace insolente al querer hablarte desde mi querer que anhela por quererte.   Soy testigo de mis andanzas viles y desalmadas al tener que soportar mis desesperanzas.   Es dura mi arrogancia y al final siempre vuelvo a terminar solo conmigo mismo.   El frío vuelve a mi cuerpo haciendo notar el vacío de tus caricias.   ¿Y ahora qué será de mí? Si iré por la vida con el corazón hecho añicos.   JNR

Elis y Anaxímenes (Dialogo Tercero)

Anaxímenes: ¿Qué te trae por estos caminos inhóspitos, Elis? Elis: Me sentí en la disposición de charlar contigo ante una respuesta que obtuve mediante mi afán de querer hacerle una pregunta al Oráculo. A: ¡Vaya, no pensé que finalmente acudieras al Oráculo! Pensé que lo veías como un acto irracional al hecho de obtener una respuesta proveniente del acto que yace fuera del rango lógico del típico orden dialectico para llegar a la verdad, Elis. E: Sí…, pero, tenía que ceder a mi curiosidad un poco de camino ante lo no recorrido. A: ¿Y qué preguntaste? Si puedo saber, y qué respuesta obtuviste, si de igual modo puedo conocer. E: Pues tenía esta pregunta que no me dejaba tranquila, y en mi soledad, más aunado a ese hablar conmigo misma, no pude llegar a una solución per sé del problema. Lo que le pregunté al Oráculo con tanta intriga fue lo siguiente: ¿Quién soy yo? Y el Oráculo me respondió: Eres los que preguntas. No entiendo, ¿qué quiso decir con eso? ¿Soy la duda de no saber

Mi corazón yace quieto

Sombras que persiguen mis más anhelados vicios. Aceleran su paso hambriento, al ser cómplices ante mis labios ásperos y ligeros.   Cae la clara noche aberrante. Justiciera frente a mis parpados caídos, que embelesen mis más profundas heridas; que quisiera fueran tratadas, cual triste fiera moribunda.   Se van suicidando mis lágrimas, frente a la copa de vino que deambula;   rota con cada trago en el que voy aniquilando mis desdichadas angustias, que son bastas y profundas.   Me vuelvo naufrago ante la isla de la locura. Ajusto las velas y pierdo cautela. De mis más sinceros llantos a capela.   Mi soledad ya no me anhela. Se ha vuelto fría, carente de fresca ternura. Voy tropezando directo hacia al valle de la lejanía.   Mis latidos se van disolviendo frente a cada botella vacía.   Ya no queda nada más, ni razón, ni cordura. El alcohol me ha despojado de mis más tristes mentiras.   Mi corazón yace qu

Tal vez el amor me salve

  Me fui convirtiendo en una amalgama de incertidumbres llena de coincidencias, grande y extensa. Propia y derivada del infortunio de hallarme adverso ante mis múltiples adversidades. Que lo único que empatizan en su dialogo es la utopía de mis lágrimas que encierran los más pintorescos cuadros de sonrisas que ya no existen en mi memoria. La vida se está volviendo lenta y pesada. Me pesa el cuerpo, y me pesa el corazón. Me pesan las lágrimas, y me pesan mis pasos. ¿Dónde está ese adulto que visualizaba de niño? ¿Dónde quedó ese niño que imaginaba un futuro? ¿Dónde está ese futuro anhelado por conquistar? La muerte se acerca, me zapatea en las entrañas. Sus brincos tambalean las torres de libros que me rodean. Se agotan las palabras, y mis virtudes. La muerte va a ganar, pero quiero irme dándole un golpe. Un golpe que retumbe en su rostro esquelético. Algo para que no olvide que no me quería ir así, sin previo aviso. Me iré por mi nula capacidad de ya no conmoverme por el más bello de l

Para mí mismo

  Soy lo que comenzaron a buscar cuando terminaron conmigo. Soy las palabras calladas que gritan mi arrogancia diáfana. Me he vuelto la charla escurridiza. Ya no soy apto para los clichés sociales, tan aberrantes y monótonos en la dicotomía urbana. He adquirido el don de la mirada triste frente a la estupidez ajena. Mis pisadas se han vuelto silenciosas en la oscuridad honrosa. Mi entusiasmo va perdiendo escala ante los sucesos repetitivos que ejercen las personas que se divierten una y otra vez yendo y haciendo lo mismo cada fin de semana. Siento que puedo soportar grandes cantidades de soledad sin temor a ser juzgado. Mi caminar se ha vuelto lento, no por malestar físico, sino por el malestar de personas que llevan la prisa como altar. Les gusta llevar a su idiotez lejos de la lentitud. El único recurso de la gente estúpida es lucir productiva. La fama se ha vuelto la meta a alcanzar. Dinero fácil sin dignidad alguna. Hoy predomina la lucha de ideologías. Pobres alabando a gente pode

Te regalo mi poesía

Toma. Te regalo mi poesía. La cual no cuesta, tanto como me cuesta la vida. Es tuya, te la regalo. Vístela como sea de tu agrado. Compártela a alguien más. Si gustas…   No tengo problemas. Perviértela, di que es tuya. Aunque no diga mi nombre. En ella irá mi esencia. En el ritmo, irán mis latidos. En cada punto y coma; irán mis pausas, mis tristezas… Úsala como quieras, pero úsala. Es tuya, te la regalo. Ya no busques más. Aquí están mis letras, cuídalas. Son para ti. Te pertenecen. Aunque me halla llevado toda una vida descubrirla. Anda, toma mi poesía. Que ya no me cuesta; pero que me cobró así: mi mundana vida a cuestas.   JNR

Palabras confinadas

La ilusión de una ola, emergiendo de un sombrero negro; donde solían asomarse tristes conejos blancos.   ¿Qué le ha sucedido a mi magia? ¿Existe tal cosa como la magia? Si no, cómo sabría que la he perdido.   No puedo seguir forzando a mis amadas letras. ¿Pero qué les pasa? ¿Se habrá secado mi fuente? ¿Existió una fuente como tal?   Es el caos mundial… Sí, es eso, estoy abrumado. Mis letras yacen enfermas. Tendré que encerrarlas por algún tiempo.   Palabras escritas confinadas. ¿Y ahora qué haré? Si no puedo escribir… Tendré que escribir mientras hablo. Pero si yo casi no hablo. Odio las personas que no se callan. ¿Me odiaré a mí mismo? Tendré que ser breve. Si no me leen por un tiempo. No es que este muerto. Es que estaré hablando, conmigo mismo.   JNR

Ya nadie me espera

El cuerpo retoma su forma. Las palabras han cesado. Ya no hay más pestañeos. Ni versos improvisados. Fui un conquistador de múltiples maneras. En la incesante búsqueda de un poema empoderado. Pero solo provoco risas… Ante mi nula seriedad. Aquella, la de no indagar. En palabras bellas… En palabras bonitas… Fui el ingenuo aferrado. Ese…, que llora y tiembla. En la oscura niebla. De un paisaje lleno de tierra. Grandes son las bocanadas. Me ahogo en la tormenta. No hay testigos. Solo mi muerte es la que reza. En el viento se escucha la fugaz y frágil sentencia. Esa, la que nadie profesa. Venimos del polvo, y en polvo nos convertiremos. Pocas son mis lágrimas ante las palabras mudas. Escribo, pero ya no hay sonido. Ya no hay refugio en la armonía de mis latidos. Hoy grito, pero nadie acude. No tiene caso. El mundo siempre fue cruel. ¿Qué sentido tiene? Repetir mi nombre Una y otra vez. Si ya nadie espera nada. Ya n

Cenizas enamoradas

  Esa necesidad de saber el uno del otro, comenzó a esfumarse para siempre. Ambos lloraron de manera fúnebre su separación instantánea. Se limpiaron la cara, y continuaron con su día de manera digna y con cierta resignación, pero, esforzándose por no recaer en un amargo llanto. Él la extrañaba, ella lo amaba con una peculiar pasión distante. Ese día, ambos pusieron sus oídos en las canciones que se habían dedicado mutuamente. Volvieron a derramar lágrimas en privado. La noche llegó, ambos seguían sin llamarse o mandarse mensaje al celular. Su orgullo era devastador en ambos. Se amaban: sí. Se extrañaban: sí. Ambos anhelaban perdonarse lo antes posible. Pero nunca se volvieron a ver. Se espiaron el uno al otro durante años. Él se enteró que ella se casó y tuvo dos hijas. Ella se enteró que él se había juntado con su nueva novia en un pequeño departamento. Finalmente sucedió, los dos se cansaron de espiarse y se fueron desvaneciendo los recuerdos de una etapa pasada juntos. Pero, por alg

Me estoy acostumbrando

El silencio  ha ahogado mi boca, gracias al canto de mis ideas. Ellas bailan y gritan  desenfrenadas. Me estoy acostumbrando al único sonido que ya solo demando. Y ese es el sonido de mi respiración. Más el sonido  de mi imaginación interna. Ahora  la orquesta sonora es mental. El hola y el cómo estás… Se están volviendo invasivos en mi calma. Calma  construida a base de silencio. Silencio construido a base de lágrimas. Lágrimas forjadas en la soledad. Soledad  instalada por el abandono, Un abandono de mí mismo. Me he convertido  en un suicida de mis múltiples felicidades. Soy el anarquista de mis sonrisas. Un demoledor de mí mismo. Soy  una mala imitación del artista. Soy el que anhela estar deprimido inconscientemente. Soy  la niebla y soy el manto. Soy  el eterno llanto. No tengo remedio… Soledad:  mi vieja compañera.   JNR

Tic, tac

El tiempo se nos agota. De repente la vida dice: Cinco, diez, veinte y treinta. Y así, consecutivamente. Desde que nacemos Esta ese tic, tac. Que en algún momento se detendrá. Parará voluntaria o involuntariamente. Pero de que perderá su ritmo, lo va a perder; desapareciendo. ¿Y qué hacer con ese tiempo dado? ¿Qué hago con mi tiempo? ¿Cuáles deberían ser mis logros? ¿Qué es el éxito para mí? Mientras escribo, suena el tic, tac. Se agota con cada letra, mi tiempo en el planeta. También la vida del planeta se agota. La vida se agota junto con todo lo que habita. Me agoto yo, y te agostas tú. No en un sentido de cansancio. Si no de tiempo. SE NOS AGOTA EL TIEMPO. TIC, TAC…   JNR   

Deseos de tiempo

El deseo nos regaló tiempo. Un tiempo que permanece como un síntoma que se disipa en fugaces respiraciones al suelo.   Truena la tierra en secreto y crecen a escondidas lamentos. Lamentos retorcidos en desvelos, más pasos obtusos que lagrimeo.   El tiempo impidió rasgarnos en nuestro fiel mausoleo. Brotando así el agua cristalina en nuestras bellas almas tiernamente desvividas.       Ya no comparto mi bebida. El vino ya no me embriaga, más a hurtadillas canto nuestros más fugaces himnos disfrazados de benditos santos.   Se van bifurcando los caminos. Caminos suciamente desvencijados Al ras de nuestros sucios deseos. Deseos que el tiempo deseó desposeerlos. Embruteciendo nuestras palabras. Palabras enfermas de brutos celos.   Finalmente, yacen perdidos con la brisa fresca del tiempo. Tiempo que se encargó en embellecernos con la muerte. Y con ello, nos dimos cuenta que fuimos ingenuamente, y poco a poco, desperdicia

Ya nada nos entretiene

Me siento un sol anhelando ser la luna. Despojándome de la calidez. Apagándome en embriaguez.     En tu piel yacen depositados mis besos más tenues. Se armonizan los des tiempos en un ahogo de acordes desafinados. El telón se abre: Solo están mis huesos despostillados. —Demasiado tarde… Susurran entre el público. El tiempo nunca nos comprendió. Nunca nos dio tregua. Solo nos dejó pudriéndonos, como abono de desperdicios. Cae la luna  y cae el sol… Ya nada te sostiene a mí. Cae la tarde y junto con ella cae la noche. Ya nada nos entretiene. Caes tú, ¿y yo? ¿Yo? Yo nací cayendo.   JNR 

Elis y Anaxímenes (Dialogo segundo)

  Anaxímenes: ¿Qué estás haciendo con tanta efusividad? Elis: Desarmo un objeto, ¿no es evidente…? A: ¡Vaya, el sarcasmo es preponderante una vez que se adquiere! A: Siempre estás desarmando cosas Elis, ¿por qué? E: En clase nos preguntaste: ¿Qué es una calculadora? Nadie supo contestar en sí la pregunta. Quiero llegar al fondo de esta duda que no me ha dejado de rondar por el pensamiento. ¡¿Qué diablos es una calculadora?! A: ¿Crees que desarmándola encontrarás el porqué? E: No precisamente, solo podría inferir ciertos Cómos en cuanto a funcionalidad per se. Tal vez, y solo tal vez, infiera en su proceso ciertos porqués para poder llegar a un subjetivismo de un porqué definido en mi nula ignorancia de no saber el porqué en sí. A: Formidable, ¿te molesta si observo dicho rito de persecución ante una verdad que se oculta ante nuestros ojos? E: No me molesta, pero cierto sarcasmo ante mi evidente fracaso, me perturba un poco. La tarde acaeció para Elis y Anaxímenes, que