Felicidades
Me exijo delirios que ya no me pertenecen. Bailan, caminan, al parecer no me obedecen. ¿Quién soy yo realmente? ¿En quién me he convertido? Ya que me desconozco a mí mismo. Me he convertido en alguien que dejé ser hace mucho tiempo, sin impedírselo, lo dejé ganar, así, sin más. Pero, ¿cuándo dejé de ser yo? ¿En qué momento llegué a ser ese yo? O tal vez, nunca he sido yo realmente. Me he vuelto un cúmulo de descomposturas recientemente. ¿En dónde puedo cambiar mis piezas rotas? Salgo a la calle y todo me molesta. Las falsas apariencias, las disimuladas cortesías, los ruidos constantes más la palabra ignorante. La gente tiene prisa, prisa por aumentar otro cero a su estupidez. Mis intentos de socializar se vuelven absurdos. ¡Qué ganas de volverme introvertido fielmente sin decir palabra alguna frente a la ajena monotonía repetitiva! Devolver saludos o sonrisas se ha vuelto una tortura para mí en el teatro que ellos no ven pero en el cual se desenvuelven neciamente con el personaje que