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Ya me cansé

Suspiro a lamentos una encarnación sin sentido. Lamento en suspiros mi felicidad diluida. Carne áspera. Carne pútrida. Voy callando infinidad de alegrías. Dejar de ser en soledad se ha convertido en mi mayor hábito percibido. Qué fastidio se ha vuelto ser sociable, ser amable, ser confiable. Quiero dar dos pasitos hacia atrás, sentirme invisible en su estúpida mundanidad narcisista. Cómo pueden, cómo pueden tener tantas fotos de ustedes. Es como tener la misma máscara: repetida, desgastada. Con tanto filtro es difícil reconocerles en persona. Extraño, extraño apreciar tonos de piel morena en las redes sociales. Ya todos lucen blancos y blancas. Si alguien ya tiene  un tono blancuzco, lo exagera aun más, es como: Sí, soy blanca, pero puedo ser más blanca. Su falsa felicidad me deprime constantemente, mente, mente. Odio a los falsos eruditos criticando las terminaciones en mente. Creo que ha llegado la hora

Soledad sexual

  Amanecí enfermo de tus labios. Siento la resaca en mi boca de cada sorbo que tus discretos pechos provocaron. En mi serenidad cuando creo ya haberte olvidado. Me invade la sensación de cada acto inicial de cuando teníamos coito. Aquella sensación de alivio mutuo al iniciar mi penetración y acariciarte desde tus adentros. Extraño ser un alcohólico de tu calidez corporal. La cálida humedad de tu sexo abrazando al mío. Aquella nobleza de tu cuerpo al arropar mi miembro con la seda de tus labios vaginales. Era sumamente nuestro el acto de caridad el de no dejarnos morir en soledad y con nuestro deseo sexual. Ese rito inicial de posar mi pene sobre de ti y dar pequeños azotes a tu vagina caliente antes de apuñalarla en una copulación inicialmente tierna para acabar violentamente con mi venida sobre tu vientre blanco. Ese primer beso apasionado donde la ropa nos estorbaba y mi erección y tu calentura nos hacía mojar ligeramente nuestra ropa interior. Y es que no sé por qué razón teníamos q

Recuerdo

Has quedado fijo en un mar pausado. La crucifixión de tus manecillas son el fiel testigo de tu presencia en pausa, moribunda, sin causa. Aludes a la prisa en tu camino quieto. No hay música. No hay pasos. No hay voces. No hay cantos. Velocidad diluida en eterna calma. Solo queda el recuerdo de lo que un día fuiste. Tu memoria quieta. Remembranza desvanecida en tu sonoro y callado: Tic Tac.   JNR

Abejita

Abejita moribunda que vas callando en breves y cortos zumbidos. En un arrastre donde llevas el ala rota. Pides ayuda. Nadie se apiada de tu frágil y diminuta existencia. Son zumbidos de agonía en extraña quietud. Son zumbidos ahogados en un pozo de indiferencia. Ruido áspero, monótono. Son zumbidos…   JNR

Marcelina

  Es un recurso renuente el que practicas cuando invitas a tus receptores en ese acto casi mágico y narcótico de intercambiar diálogo contigo Marcelina. Ese recurso de fingir importancia a cada hombre que se atreve a dirigirte la palabra. Uno se inmuta ante tu seria mirada de elegante fragancia al pestañear. No obstante y sin tapujos, tus finas prendas de época consultan a los sentidos a llevarlos a un viaje en tren de lo más remoto a través del tiempo distante. En tu boca pintada de color morado carmesí portas con orgullo un habano que muerdes con tus brillantes dientes en tus momentos de hastío. Y son renuentes, y más cuando descifras el trasfondo de un diálogo barato que utilizan las mentes brutas para seducirte; pero, no tienes noción que al verte uno queda así, idiotizado. Lo único que uno puede decir son idioteces. «Qué estúpida excusa», piensas. Tu caminar no es nada sensual: es decidido, fuerte, retumba en el suelo y llamas la atención en cada paso como si cada calle fuera tu p

Pentagrama corporal

Subyace una neblina fresca que se impregna como la nieve en tus pálidos y blancos senos. Baja húmeda, baja caliente en una fragancia discreta baja dura, baja fuerte. Penetración arrítmica entre curvas y músculos se esparcen espesos y lustrosos fluidos. Constantes constelaciones giran en espiral y en desorden en una reunión de susurros pujantes. Nuestras lenguas se abrazan. Entra en curva, sale firme. Deleite musical en un pentagrama corporal voy colocando mis besos, mis caricias, mis lamidas en un ritmo de notas tiernas y furiosas. Eterno y lúcido resplandor. Divina mezcla de líquidos. Te toco en Do y tú en Re. Ámame en Mi. Deshazme en Fa. Brillemos altos y calientes En un perpetuo Sol. Escala de mis más íntimos delirios No te calles nunca y vibremos siempre.   JNR

Trazos

Un pulso salvaje  que camina arrastrando alas. Alzando la frente en alto. Vibrando, retumbando en cantos. Marcha con las venas rotas. No calla. No baja la guardia. Va dejando huella con cada paso. No apresura va dejando rastros. Hay música en su corazón. Va cantando. Va soñando sin detenerse vuela en pasos. Lentamente se va desvaneciendo. Ya solo van quedando, simples, amargos, y tristes trazos.   JNR

1000

He guardado mil flores marchitas en tu boca para que cuando yo me muera no me extrañes. He roto con mil amistades secas para que vociferen mal de mí con ternura y olvido. La mala reputación se ha hecho presente en cada espacio de rincón ausente. Ya no quiero, ya no quiero. Siento como una conglomeración montándose en mis hombros presionando,   acechando, acumulándose. Y es que es fácil huir de la gente, pero es más difícil huir de uno mismo. Oscuridad de soledades en un confuso abismo. Mi sonrisa falsa esconde mil maldiciones que no se ven pero gritan lágrimas en balcones. Me guardo en un cuarto húmedo De mil embarcaciones; ellas circundan en un mar de mil millones de lágrimas junto con mil depresiones. Qué dicha es que mil personas me olviden Pero existe más dicha en que mil personas me adoren. Mil ausencias. Mil amores. Olvídenme sin rencores en mil susurros, sin apuros.   JNR

Búsqueda

  La separación de nuestros cuerpos encendidos en aquel vaivén del vetusto de nuestro amor en cada época resultaba ya una monotonía para nuestro placer masoquista. Te encuentro en el roce de una hoja mientras se tambalea en un baile cortante con el viento. El sorbo matutino del líquido obscuro despierta mis sentidos y los armoniza en una conjugación de colores que destellan en la búsqueda de tu afán de cambiar de rostro. Una exclamación tuya en el viento me bastaría para comenzar la búsqueda de nuestra unión con tendencia a encontrarse. Cada recuerdo juntos es una secuencia de imágenes un tanto nubladas. Pero cada lugar es una vibración que nuestro corazón danza en su sentir palpitante. Cruzo calles anhelando ver nuestras sombras besándose. Cruzo puentes que invitan al suicidio. Hay flores en cada huella de nuestros pasos. Zumban mis oídos con el tintineo en cada cafetería donde anhelo nuestros más íntimos sorbos de café. ¿Pero tú me buscas? No tengo idea. Tal vez soy el único que cree

2020-2021

Diluida humanidad sin tacto. Múltiples bocas ocultas. Pupilas propensas al llanto. Fúnebres distancias absolutas. Peste de muerte infalible. Colapso constante de incertidumbre. Cementerios infestados. Hospitales colapsados. Negocios en banca rota. Nuevos ricos que nadie nota. Enfermos luchando por respirar oxigeno del Olimpo enlatado. Balcones musicales con manifestaciones radicales. Racismo de vacunación. Lucha de clases por la salvación. Países enfermos. Animales dispersos. Orquesta nocturna de sirenas. Muerte ajena que se siente cerca. Solo quedarán huellas y animales con mala memoria del paso de humanos en la tierra seca y sin gloria. Divino destino de desesperación. En la nada no habrá nada quien nos recuerde. Despertar cada día se ha convertido en mi más liviano tesoro. Divina reencarnación. Vivir, vivir. Morir, morir. Vivir. JNR  

Te observo

En la estética de tu fealdad encuentra mis muy contados besos. Nula reiteración de deleite visual de la cual solo yo soy perteneciente. Todos te catalogan como fea pero yo te miro bella. Debajo de todas esas tácticas estéticas se esconde un rostro puramente noble y sincero al cual adoro hundir mis suspiros más íntimos. Tienes una multiplicidad razonable de pretendientes; pero, sabes que yo soy la única que te toma enserio en cada una de tus anécdotas rutinarias sobre el existencialismo. El día avanza y la suma de cada taza de café que bebemos una tras otra. Te van forjando cada vez más y más hermosa. Odias que cada hombre atractivo no note tu pronunciado escote al entrar a la cafetería. Te molesta en demasía que tus esfuerzos de vestimenta y olores de fragancias experimentales no funcionen en hombres con mentalidad meramente superficial. Y aquí estoy yo frente a ti, contemplándote en tu máximo esplendor. Cuánta belleza hay en tu ceño enojado al reclamar que quieres otra taza de café

No me escribas

No me escribas, ya que tu indiferencia me va desapareciendo a pedazos, poco a poco, matándome despacio. Y es que si me escribieras hoy sería morir de golpe, de manera certera, fulminantemente. Sería brutalmente arrancado de mi cotidiana vida nostálgica para ser arrojado a un pozo sin fondo y que nadie nunca más supiera de aquel hombre al que le gustaba siempre estar triste. Si leyera tu nombre en una carta o en un mensaje que me pudiera llegar. El simple acto de leer tu nombre haría detenerse por un momento mi corazón marchito. Escribirme sería tu mejor venganza, ya que en tu vil gentileza de querer saber cómo me encuentro. Me destruirías sangrientamente con cada una de tus amables palabras. En tu indiferencia encuentro esperanza, hay vida y calor en tu imagen fantasmal. No estás muerta, pero el que aparecieras textualmente de la nada sería un brutal susto de muerte para mí. Surgiría en mí la sensación de no avanzar en el tiempo. Si me escribieras sería como quedar atrapado en un espir

Ola

Contemplo un millón de olas suicidándose en la memoria. En tus caricias encuentro siempre la espuma del mar arribando. Arrecife de promesas contaminado. Dos sueños interrumpidos por un maremoto de incertidumbres. Fugaz y repentino. Quieto y silencioso antes del derrumbe. Paisaje fúnebre brisa contaminante. Gaviotas textuales alzan el vuelo en una historia de amor ahogada, hundida, sin promesas, sin reclamos, sin consuelo. El mar no acaba; pero acabó con lo nuestro que duró lo que tenía que durar como la vida, como el amor, como lo siniestro: Húmedo y efímero. Como lo que dura y se perjura en una ola.   JNR  

Callando a la muerte

Clara es la muerte y circundante. Ronda en cada espacio se siente ambulante. Mi alma se vuelve ciega ante sus inquietantes avistamientos. Mi vicio la niega; pero mi razón analiza sus lamentos. ¿Quién vive? ¿Y quién muere? Mientras escribo mueren y viven cuando no escribo. ¿Quién calla? ¿Quién grita? La muerte calla a la vida y la vida le grita a la muerte. Me voy, así…, en silencio; pero gritando en letras y callando a la muerte.   JNR  

Coito literario

Y en pleno acto textual se fue diluyendo nuestra creatividad, ese arte desvanecido de estar juntos y hacer el amor como se nos plazca, así…, sin ser expertos, y sin seguir instrucciones paradisiacas. La lectura y nuestros labios, ese intercambio de palabras y fluidos que confundíamos al llamarlo amor. Amistad literaria, amantes perversos debajo de las sábanas. Semen escurrido en tus versos favoritos. Caricias en cada coma y lamidas en cada punto y aparte. Penetración constante en cada línea de aquellos libros que nunca terminábamos de leer juntos. Cómo olvidar tus juegos eróticos al visitar cada librería de la ciudad de México. Hacernos orales y meternos las manos debajo de la ropa era nuestro ritual literario más añorado fuera de casa. Te encantaba que estuviera dentro de ti en cada cambio de página en cada momento sexual de tu novela de amor. Constituíamos una balsa que navegaba entre libros y orgasmos. Hoy solo queda el librero vacío y empolvado con marcas de huellas dactilares pr

Ausente soledad

El tesoro de la soledad que brilla en silencio. Extensión infalible de mi esencia. Estampida de lágrimas estancadas en mis recuerdos. Deidad demacrada en la morada de mi alma. Reconstruyo constantemente laberintos que intentan demoler a la quietud de mi soledad. Vestigio húmedo de tu recuerdo. Un imperio de centuria son los besos que nos dábamos. El reinado de la compañía de tus brazos cayó con la entrada de mi depresión disfrazada como caballo de Troya. Cuántas flores desfilaron por la mesa de tu cocina y que ahora se han vuelto polvo en la nada. Lo que empezó como una brisa de indiferencia de tu parte. Ahora es un ciclón de olvido que destruye cada sueño que tuvimos en trozos que se esparcen en un logos de olvido. ¿Por qué vuelvo a huir de la soledad? Si en un tiempo fuimos los mejores amantes. Pareciera que solo pudiera usar a la soledad por un tiempo determinado y en ocasiones limitados. Como si la soledad se aburriera de mí. Pero cuando se va, huye dejando un aroma impregnado ya e

Trazos de sombras

En un rincón voy moldeando tu sombra. En cálidos susurros pinto tu boca, labios carnosos con pintura roja. Te complemento unos grandes brazos para deshacernos en trazos, deformándonos así, en una bastedad de abrazos. La pared es testigo del fuego éste nos complementa en un juego. Somos dos sombras sin ego. Húmeda caverna de nuestra fantasía, falsa tiranía. Eres sombra dionisiaca de mi agonía. Irrealidad y realidad en armonía.   JNR  

Un destino de olvido

Miedo a ser uno mismo cuando desconocemos ese Yo basado en la incertidumbre. Luz del alma que aborrece las fauces de falsas certezas pregonadas por el ego de la humanidad. Un eterno retorno de muerte en su afán de encontrar propósitos aislados, huecos, vacíos… Formula divina que se persigue como perro a su cola mal oliente. Destajo de momentos lúcidos de ilusiones pobres que enaltecen nuestra fermentada existencia. Hacer, hacer, y hacer, hacer esto, hacer aquello. Fabricar, fabricar y fabricar hasta el cansancio anhelando la insulsa comodidad. Logros y premios de oropel que se derretirán con el fuego del caos del destino inminente. Un destino de olvido donde solo el polvo consumado del error erradicado en un bálsamo de muerte será nuestra gran aportación al cosmos inerte. En el silencio de la nada pregonaremos nuestras mejores hazañas. Buscamos evadir la muerte, pero aun así lo lográndolo, ésta hallará el modo de encontrarnos. Somos un error escurridizo antes las húmedas manos de la mu