Ya no tardes
Me ataña nuestro vacío tras las huellas de caricias en la intensa lejanía sobre manos orquestadas brotando de notas que agonizan. Soy como el niño conmovido, alebrestado por el deseo de recorrer la juguetería entera. Y no es que cuando piense en ti, lo asimile como a un juego o a un objeto para el juego. Sino más bien, esa ilusión… de zacear mi afán más grande de querer estar contigo. ¿Quiénes somos cuando no estamos juntos? ¿En quién me convierto en esas tantas despedidas mías? Los floreros están vacíos, envueltos en polvo terroso. Cae la tarde y tu nombre se torna cada vez más borroso. Soledad mía y extrañeza perdida. Ven cariño, ya no tardes. Ya que se me escapa la vida. JNR