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Despecho

Fuiste cosechando mis más elaborados besos que con arduo esmero fui propiciándote, pero…, que nunca, ¡nunca, maldita sea!   Te dedicaste a devolverlos. Fuiste una aberración campante. Indiferencia en tus pasos caminantes. Vaya desperdicio de pulsaciones, tan llenas de abolengo; tan llenos de tiempo inefable. Inversión nómada constante. Vaya desperdicio de ser pensante. Yo me dediqué a amarte… Tu dedicación aberrante, fue la de contemplar entidades de nulas capacidades brillantes. Eras la escoria enjuiciada, al darle valor a vacíos cuerpos “despampanantes”. Me alegra tu absurdo destino. Era de esperarse al tener tantas parejas. Tu cruel delirio, te dejará sin tu más despreciado y apreciado talento tránsfugo.   Ese…, el de amar los cuerpos más pulcros y los más vanos y dolientes. Suerte con tu nuevo galimatías. Espero que tu poliamor hacedero, Ya no crezca en tu sórdida filosofía. Ya que hay cierta candidez, en tus amantes loz

Elis y Anaxímenes (Dialogo I)

  Anaxímenes: ¡Qué glorioso atardecer! Acércate Elis. Aprecia junto a mí éste bello paisaje efímero. Anda deja eso, aprende a contemplar un atardecer. Elis: ¿Contemplar? Y quién dice que no sé contemplar. Justo contemplo este bello artefacto a detalle en el acto de desarmarlo. Anaxímenes: ¿Por qué intuyes que implico que no sabes contemplar? Mencioné la palabra aprender, aprender no es un no-saber, aprender es saber y aprender sobre dicho saber que ya sabes. Elis: Ya veo, Anaxímenes…, ¿qué es realmente saber algo o el saber en sí? Anaxímenes: Formidable pregunta, ¿Tú sabes si sé la respuesta o sabes por qué me preguntas lo que me preguntas? ¿Tiene algún fin que seas consciente de saber qué es el saber? Elis: Intuyo que sabes porque eres un hombre mayor con cierta experiencia en su habitar el mundo desde tu nacimiento hasta ahora. Por ello creo que has tenido más contacto con el saber. Y en cuanto al fin de querer saber qué es el saber, creo que es curiosidad. Es como si fuera

Soy filósofo, mírenme

  ¿Soy lo que sé o soy lo que no sé? Ignorancia bendita que me embriaga el entusiasmo al descubrir mi cada vez más basto desconocimiento. Leo frente al público palabras que no siento, solo expreso palabras al viento que son necesarias para mi aprobación académica. Mientras hablo me visualizo fuera de mi ente parlante. Me miro sigiloso, a sabiendas que todo lo que digo lo olvidaré alrededor de algunos meses. Solo importa la aprobación de mis maestros por mi ordenada capacidad de mover la cola y dar la pata cuando se me ordena. Me otorgan un papel donde dice que soy un capacitado discapacitado. Lo enmarco y lo cuelgo en mi cuarto orgulloso de la aprobación de mi seudo inteligencia. Leo y escribo bonito, eso piensan. ¿Pero qué pienso yo? ¿Qué será de mí cuando se acabe el juego escolar? ¿Dónde estará el teatro donde la actuación de autoridad y novato se comunican entre sí? No hay tiempo, me hago cada vez más inútil. Alzar la voz todo el tiempo, creo que eso no es ser intelectual. Reflexio

Mi mente

Mi mente… Amarga catarsis de impulsos. Sentimientos vueltos deseos; concebidos bajo un manto de locura. Reflexiones entre páramos de alivio. Aberrantes pensamientos nublados. Razón que me agobia el alma. Mi mente, dulce delirio. Mi mente, tan elocuente. ¡Hay de mi mente! Ya no me comprende. Ahora se enciende. Valiente y cobarde. Ruidosa; Tan llena de alardes. Narcisa y quebradiza. Rosa de espinas sangrantes. Hay una cruz clavada en ella. ¡Sáquenla! Me agobia los pecados. Medicamento nocivo. La calma permea en una cascada de sinapsis fluyendo. Hambre, sed, fornicar. ¿Mi esposa es un sombrero? No, peor, no existe. Mi mente…   JNR

Capitalismo digital

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  Las palabras van perdiendo su importancia en el velo digitalizado de la actual modernidad consumista: la sociedad de la prisa, prisa por ir, prisa por seleccionar, prisa por comprar, prisa por tener, prisa por disfrutar; prisa por volver a realizar dicho proceso de nuevo. La sociedad de la eficiencia, es actualmente algo bien visto y aceptado en el entorno de cada aspecto de la vida. Incluso exagerando, cierta eficiencia al defecar o, comprar cierto producto en otro país ajeno al que se solicita el producto a poseer. La sobre explotación de información, blogs, noticias, el uso desmedido de imágenes, emoticones, etcétera. Ha creado el desinterés desmedido por creadores relacionados a la escritura de nueva aparición en los medios digitales. Incluso ya en terrenos de nuevos escritores que sí llegan a publicar de manera física algún ensayo, novela, poemario, cuentos, etcétera. Se pierden rápidamente del ojo público por el exceso de nuevas publicaciones sin medida. Tanto ya sea de los nue

Máscara sobre máscara

Es difícil no llorar palabras. Ahora lloro palabras en vez de lágrimas. Mis letras ya no son esperanzadoras. Se han vuelto decadentes. La decadencia envuelta en el absurdo ideológico inmoral, ante lo absurdo disuelto en la humanidad. Me siento lejano al cuento, la fantasía o ciencia ficción. La vida misma sea ha vuelto irreal. Ya no siento espacio para otra insignificante segunda vida inventada. Second life : el absurdo aumentado a dos; máscara sobre máscara. Las letras me van quitando pesadez. No en un sentido de alivio. En un sentido de vacío existencial. Se vuelve más amplio, más desvirtuado del Ser. Dejándome cada vez más ausente de sí mismo y de mí mismo. El río cambia junto con mis letras. Pero el vacío, solo aumenta; cada vez más mis más delirantes desvaríos.   JNR

Susurros vueltos polvo

He invertido en ti mis más confrontadas palabras. Y el tiempo ya no las ajusta al pulso endeble de mi corazón quebradizo. Se vuelven agua los días. Las hojas caen, pero no salpican. El pájaro canta desafinado. Como un lienzo olvidado, luzco pálido en la sombra. Se desmorona mi insistencia necia. En un tumulto de flores marchitas, flotando en las aguas negras; un tanto turbias. Mi nombre ya no me pertenece. El disgusto se ha vuelto vicio. Me comparo entre luces que me deslumbran. Soy un bulto de cosecha muerta. Ya no hay sonido, solo la vibración; de un corazón que se rompe. Rota la tarde y se quebranta la noche. Voy sin rumbo, pero acelerado, a un vaivén de susurros vueltos polvo.   JNR 

Utopía minina

  He salido de mi casa y ya no hay disparos, ahora hay gatos, ya no hay violencia, ahora hay sonrisas. El dinero ya no existe y cambiamos servicios y productos con el único requisito de ser amables. La amabilidad es el nuevo efectivo, quien más amable es, más valioso se vuelve. Ya no hay malas noticias, vivimos en un mundo donde no ocurre nada que nos preocupe. No hay clases sociales, todos tenemos las mismas cosas, nadie aspira a tener más. Se come diciendo gracias, nadie come mejor ni peor, todos simplemente comemos. Ya no hay golpes, hay apretones de manos. Eso sí, hay mucho sexo, hay distintas horas dedicadas al día a tener coito. Y es oficial, como si fuera la hora del recreo, así; las horas de fornicar. Somos un planeta de bien cogidos. A los solitarios, se les asigna un ente de inteligencia artificial designado para querer. Nadie está solo. Y quien no quiera de plano ninguna compañía, no se le obliga a tenerla. También hay personas muy felices solas. Y en la hora del coito, acud

Ebrio de soledad

El silencio llora al cielo quejumbroso entre tormentas. El frío yace paisaje en el arrabal distante. Soy la niebla envuelta en vino. Brazas de fuego mutilan mi mirada perdida. Hay un cuervo que camina con alevosía entre los libros. Los lee sin dirigirme la mirada. Caigo en cuenta de mi posible y burda ebriedad. Somos él y yo, distantes. Él en su mundo de libros, y yo tan ebrio de soledad.   JNR

Muerte absoluta

  Sostengo en la mano un cúmulo de decepciones que me limitan a querer dejar de suspirar. Soy como un barquito que depende del curso debido a la tormenta provocada por el corazón de un mar que nunca he comprendido ni comprenderé. Mis manos ya no aprietan con fuerza aquel sentimiento de impotencia ante la precariedad de pensar al destino. Navego en la constante niebla sin rumbo fijo. En momentos, los rayos del sol tocan mi piel por una brevedad de segundos, y justo en ese momento, regresa un pequeño suspiro peculiar que yace oculto en mis adentros. Levanto mi rostro hacia las nubes mientras el rocío de la brisa se enquista en mi cara relajada. Pero son instantes, el sol vuelve a desaparecer y la tormenta reclama su protagonismo. ¿Hasta qué punto la repetición de nosotros mismos nos permite salvaguardar nuestra más íntima cordura? Despierto y ahí estoy puntual conmigo mismo, soportando mi propia compañía, que no es mala, pero estoy atado a ella. La muerte no ha sido amable con personas q

Dejar de ser

Ya no puedo ver caminos claros, ahora veo, una multiplicidad de bifurcaciones. Callo, cierro fuerte mis parpados. Ya no hay calor, ya no hay compañía. Caigo. Tropiezo. ¿Qué mas queda, más que tropezar? Las aves pasan, pero ya no cantan. Todo se aleja. Mi sonrisa. Mi tristeza. Mi agonía. Y mis fantasías… Soy un espasmo en la penumbra. Un suspiro pausado. Soy la banca de parque, en la cual ya nadie se sienta. Qué ganas de ser, Aunque sea: esa piedrita que patea el niño juguetonamente. ¿Quiénes somos ahora? ¿Quiénes pretendemos ser? ¡Cuánta ansiedad! En ese futuro incierto. Ya se ha vuelto costumbre… Ahogarme en incertidumbres. El pasado yace incierto, y el presente solo es sin ser. ¿Qué más hay allá fuera? ¿Dónde está? Esa turba enardecida que quema al monstruo al final de las historias. ¿Dónde están esas antorchas? La alarma suena… Vuelvo a despertar. ¿Por qué los días parecen ser los mismos? Sigo jugando, en

No te vayas, muerte

¿Dónde estarás? Cuando el viento no me salve. ¿Dónde estarás? Cuando el viento borre mi nombre. ¿Dónde estarás? Cuando mis susurros ya no alcancen, y la luna brille en mi ausencia. ¿A dónde irán? Todas esas lágrimas tristes. ¿Quién recordará? Mis miradas más dulces. ¡Cuánta dicha y cuánta pena! Soy la voz que ya no suena, entre las cenizas prófugas. El sol ya no acude a su atardecer. Se fue con mi muerte para no volver. Soy el hastío insistente que abarca la sonoridad centellante. Por fin he dejado de soñar. Y me encuentro despierto, en el reino de las almas. Almas que vagan en un espiral eterno y sin retorno. En un movimiento que da orden al todo. Muerte, cálida compañía. No te vayas, muerte. Que sin ti,  yo no sé qué haría.    JNR

¿Dónde estarás?

Hubo un misterio en tu mirada que no me atreví a interpretar. Un brillo tenue que solo tú hacías palpitar. Grandes fueron las zanjas que rodearon tu mirada emperlada. Sujeta a mil opiniones que resguardaron mil laberintos. Quien se sumergió, no salió ileso de emociones cálidas. Fueron bellas las ilusiones que abrazaron tu complejo de no mostrarte fuera de aquella gran fiera. Me miraste, y te miré. Surgió una mirada de ambas miradas que se vieron coquetamente. Fuimos algo en un instante que se perdió con el primer pestañeo de aquel funesto atardecer. Fuimos fugaces en la eternidad de la memoria. Hoy nuestras miradas son cenizas. Ceniza prófuga que el viento prolonga. En el distante y lúgubre cementerio. Mis flores abrazan tu cripta. Polvosa y escondida. Hoy nuestros besos ya no existen. Yo atrapado en la existencia vil. Y tú, ¿y tú? Esa es la pregunta. ¿Dónde estarás…?   JNR

¿Quién soy últimamente?

Un mar de lágrimas corrompen mis mejillas secas, donde no esperaba que fluyera un río de tristezas, cayendo con pureza. ¿Quién soy últimamente? ¿A dónde partirán? Todas esas lágrimas derrumbadas. El llanto brota y mi sonrisa calla. Calla tu ausencia arrebatada en un manto que acobija mis susurros. Son contadas las batallas que la melancolía brota desalmada. Chocan las espadas; reblandeciendo las propensas heridas que el destino acumula en una parvada de aves mudas. Rueda la sentencia de mis más íntimos pecados. Suenan las cadenas que me atan a un corazón que palpita y ya no me ama. La lejanía de tus besos se vuelve arena. Arena vuelta tumba en el desierto de tus caricias. Que yacen vivas pero ilusorias. Ya no te preocupes más. Mis lágrimas están cesando con cada canto desencantado. Mis susurros se han vuelto un llanto alegre desenvuelto. Ya no me verás nunca más; pero escucharás más, sin embargo, como sentencia fugaz, mi

Un ramo grande de nubes blancas

Al tiempo le acompañan rosas; Rosas que se arrastran dando vueltas, dentro de un callejón corredizo y sin vereda. El paisaje plasma mis deseos perdidos. Deseos que se incrustan en mi mala memoria. Quisiera borrar algunos elementos de aquel boceto que no se siente tan yo. Un yo que ya no se siente tan enamorado. Las rosas con sus pétalos caen a un costado. Retumban en cada caída como azote de puertas. Los miro con ternura caer uno a uno al suelo. Algunos se aferran, pero le ayudo al ramo; a despojarse de cada pétalo incrustado. Finalmente seden… Ahora tengo un ramo de ramas sin rosas. Rosas que yacen con sus pétalos caídos. Tristemente alojados en el piso sucio del barandal. Ya no sé, si sienta amor por alguien más. Mis amores yacen en el suelo. Ahora solo sujeto un ramo sin rosas. Pero lo alzo frente aquel paisaje fresco. Aquel ramo se empalma junto con las nubes. Simulando ser un ramo de nubes blancas. ¿Será así? Dejar de amar a personas