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El becerro con sus lágrimas

El becerro con sus lágrimas me disfraza de gato pardo en el vaivén concebido de múltiples y gratas marañas que sustentan un carnaval de suspiros.   Se asemejan las ovejas como un viento torcido oscureciendo las penas que el pastor concede con cada pecado fugaz de ser irresistiblemente carne de sanguinarios, lobos hambrientos…   Las espinas de los nopales hoy llevan mi carne que sangra. La tierra se levanta ante los mil muertos del vendaval que enmudece con cada alma que retorna.   ¿Por qué gastarnos en caricias? Si nuestras cenizas no conocen de ventiscas…   JNR

Un respiro

Suspiro en la negación de permanecer dormido en un repetitivo aliento que me concede alivio.   Un respiro, dos… Pestañeo constante. La hormiguita continúa en su camino aventurado.   Sobran las palabras en la ventisca de anhelos. No somos los lamentos que agonizaban respiros. Somos más bien; inquietantes farsantes.   Le rezo a tu indiferencia y los cráneos; ya no pestañean. Ya no juegan en su intento de convertirme en carroña.   Soy la carne seca en la cocina vieja y olvidada. El polvo es mi único amante, en la brisa de cenizas lenta.   Se queman las tortillas, que nadie espera ni vigila. Suena el timbre… La cena está servida.   JNR

Nostalgia perdida

Es el nombre que no nombro y las alegrías que no canto. Son los murmullos que callo. Es la vida que no vivo a ratos.   Son senderos los pasos que curvan mi palpitar entre neblinas cautelosas.   Áspera la vida que ya no me alimenta y que ya no me da de tomar.   Fumo la nostalgia perdida en mi eterno deambular…   Caen gotas en mi frente pero son en realidad cenizas. Cenizas que voy guardando en mi ronco palpitar.   JNR

La incapacidad de disolvencia de lo no-ente ante la similitud de su trascendencia vital permanente

  Se sobre presenta el asiduo exceso de voluntades sobre la permanencia en que puede subsistir la prevalencia de hallarnos frente la disponibilidad que tiene la Nada de vislumbrarse ante un Ser arrojado de ella misma. Como una Nada sobreactuando sobre su ineptitud de vacío de materia y de no-materia ante lo no ideal de sobre existir sobre su propio plano existente y de lo no-existente. Sobresaldría una exhalación intuida ante lo no-retornable del Ente y el Ser frente a la incertidumbre de posibilidad congénita. En simples palabras: Imaginar a la Nada pensarse a sí misma y ante la nula posibilidad de ello, crearse la disposición para ello, creando así, al Ser de lo ente y lo no-ente para que pueda trascender la peripecia existente de una Nada pensándose así misma. Pero, ¿qué aspectos de neutralidad pudo fallar en un no pensar su capacidad de ser en el Ser desde su mera Nada en un espacio sin tiempo? Bastantes y engañosas, diría yo. Primero, percatarse de la incapacidad de disolvencia

Escribo

  Escribo como quien tiene sed de saciar a su propio cuerpo. Escribo triste y melancólico. Escribo con la sonrisa y el gusto. Escribo desde la incertidumbre de si mañana seguiré vivo. Escribo a sabiendas que moriré un día, y en un momento determinado. Escribo con sangre en la mano y desde la soledad. Escribo sin amigos y sin amores. Escribo enamorado y con pareja. Escribo en un idioma que no elegí. Escribo desde mi mente, ella ya tiene las letras disponibles a que yo elija cuáles usar y en qué orden ejecutar. Escribo desde mi mundo personal. ¿Escribo para mí o para los demás? ¿Por qué escribo si no es para que alguien más me lea? ¿Y si escribiera para mí? Realmente para mí, no esperando felicitación o crítica, dándome mis propios elogios y premios. ¿Por qué escribir resulta un asombro para ser premiado? Son letras, son palabras nada más, son intenciones, son emociones; nada más. Son cantos escritos, y letras que gritan cantando. Escribo desde el cansancio de saber que no sé cuándo pa

Arde mi pecho

Siento que arde mi pecho; pero nadie acude al incendio. Se van quemando las letras en su lectura desapercibida. Se van haciendo grandes los espacios antes ocupados. Vacíos de lamentos… Cadáveres bajo tierra. Ya son muchos los muertos. Pero aun yace esperanza de que los muertos me lean. Sin parpados, Sin piel y vueltos cenizas. Mis letras se van haciendo fantasmas. Escritas por un futuro cadáver enfermo de vida. Son breves los espasmos donde agonizan los sentidos. La vista se va convirtiendo en una luz oscura; un tanto llena de fuego, pero que me abraza en la llanura. Mis suspiros se han vuelto cobardes. La pluma pesa cada vez más. El teclado se esfuerza en entorpecer mis dedos. Voy perdiendo la calidad deseada que nunca he tenido. Se van acortando mis oraciones rotas junto con mis respiros. Siento que entre menos escribo; menos respiro. JNR

Nuestra casa tiembla

Encuentro tus latidos entre las grietas de mis paredes; palpitan de manera tenue al anochecer de la ventisca que se vuelve clara y prevalece.   Se sincronizan los murmullos y las ventanas se hinchan con el recorrido de tus lamentos.   Fueron tenues los susurros que nuestras lenguas tocaron frente a las llamas del fuego de nuestras pasiones silenciadas.   Crujen las tejas del techo y tiemblan los candelabros.   Rujen las venas del pecho y brotan los cartílagos.   Surgen las faenas del beso y se derrumban los espantos.   En nuestros cadáveres yacen las caricias más salvajes. ¿Y ahora…? ¿Quién nos recordará? Si estamos muertos y en nuestra casa tiembla.   JNR

Soy la amargura vuelta besos

Soy la corteza del árbol que acuña la brisa del rocío que se esparce de manera diáfana y constante en mis extenuantes raíces que nadie percibe. Que a nadie le importa.   Soy la hoja seca que nadie escucha crujir.   Soy una marea de múltiples nostalgias, que se encarga de manera insistente en sepultar en lo más hondo al barco de tu recuerdo.   Voy dejando cenizas, cúmulos y cúmulos de polvo negruzco.   Voy oscureciendo la vista del alegre, la sonrisa del ingenuo. El entusiasmo del soñador con esperanzas.   Soy la amargura vuelta besos. Soy el abrazo frío en las noches de soledad.   Soy el que nadie lee por la ambigüedad de no querer sentirse triste.   JNR

Son farsantes

Sostengo tus miradas como quien sostiene sus propias palabras arrogantes. Son farsantes los labios que ahora te besan. Más los gritos que ocultan mis caricias que ya no te tocan. Son bastantes mis agonías disimuladas en el vaivén de nuestros disturbios. Callas y me amas. Me engañas y me besas. Son constantes los arrebatos al viento. Me ves con otras, pero no me exiges nada. Te veo con otros, y gasto mis lágrimas en botellas. Pero aquí estamos. Luciendo bellos frente a los demás. Son cortantes tus abrazos que ya no calientan. Más tus sonrisas vacías donde se refleja mi rostro falso. Ya no gritamos, solo callamos. ¿Cuánto silencio en tantas expectativas ajenas? ¿Hasta cuando terminará la farsa que pregonamos? Son farsantes y nos volvimos con ellos, tremendamente; unos malditos arrogantes.   JNR

¿Qué sentido tiene?

Recorro pasos indivisibles con la disonancia de mi cuerpo que yace enfermo en vida. Nos dieron las ideologías pero no la cura para ellas. ¡Cuánta sociedad para tantas soledades! Callo y callamos mientras el río lleva sangre. El fuego crece en llamas de silencio. Mi enfermedad es la muerte. ¿Dónde está la cura para la misma muerte? Tal vez muriendo me cure de ella. Me dieron la vida, y al mismo tiempo la cura de ella: La muerte. No soy único, ni lo seré. Ya que camino entre muertos. ¿Qué sentido tiene? Pensar en morir, o, simplemente querer evitar la muerte. Si al pensarla, ya la tenemos encima, un tanto más cerca. ¡Qué triste y bella es la muerte! Ya que yace desconocida. Pero la muerte, es tanto tuya como mía.   JNR

Felices fiestas apocalípticas

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  Otro año ficticio que perece frente a mi experiencia desvivida. ¿En qué puto momento dejé experimentar de manera lúcida mi realidad? Estar mucho tiempo frente a una pantalla ha disminuido mis experiencias fuera de ella. A tal punto, que mi vida fuera de una pantalla digital es pensar en lo que conlleva la parafernalia de habitar el espacio digital. El tiempo pasa, y Facebook y Google parecen ser más adinerados con mi mínima adicción a publicar mis incoherencias narcisistas. Los años pasan, y la pandemia persiste. Las personas dejan de estar, pero sus recuerdos perduran. Desde que la gente muere después de que comenzó la crisis pandémica en todo el mundo, las muertes se sienten un tanto extrañas. Como si no fueran reales, como si fueran una especie de engaño; como si se tratase de una mala broma. Como si se esperara que al final de la pandemia, todos los que han muerto salieran por fin de su escondite. Como si todas las perdidas y lágrimas fueran actuadas esperando a que nos den la no

Soy tiempo

Yo no quería, pero la vida me ha vuelto tiempo. Ya solo soy tiempo, y lo único que me queda: es tiempo.   Tiempo que gasto y malgasto. Heme aquí, gastando tiempo. Tiempo invertido en letras. Soy un inicio que ahora es ahora y que se convertirá en un fin. Un fin convertido en pasado, presente y futuro. ¿En qué momento? Dejé de tener rostro para hallarme frente al espejo, ya no con una identidad, sino ahora, solo corre por mi sangre; el tiempo que soy y que dejaré de ser. Hoy soy lo que un día ya no seré. Hoy…, siento que me callo a mí mismo. Pero… ¿y a mis letras? A ellas… ¿Quién las callará? Sino que otra cosa, Si no, más bien, el tiempo.   JNR

¿Por qué me besas?

De tus sanos besos nace una voluntad que me sabe a refugio. ¿Cuántos pestañeos guardarán tus labios? ¿Y en cuántos labios se depositarán  nuestros pestañeos? Labios tan míos como tuyos. Intuyo la fragancia en una esencia   que desemboca en dos bocas, que se rompen y reparan en un constante arrullo. Donde nuestras lenguas no entienden de propósitos. Propósitos que fueron hurtados en suspiros ajenos. ¿Por qué me besas? Si esos besos que me das, ya no son míos.   JNR

Sobrevivir

Las palabras se están volviendo destartaladas en este discurrir vacilante. Donde los pensamientos ya no gustan de vestir a mis propias palabras aberrantes.   Me he vuelto un hablante desposeído, carente de relucir mis más bellas palabras en el eterno sin sentido.   ¿Cuánto valen las palabras? ¿Cuánto pagarías por las mías? Tengo que admitir que no serían totalmente mías; sino más bien, usadas.     Y es que ésta es la vida donde las palabras se usan. Y deberían en vez, las palabras usarnos. Como quien usa la vida para vivir. Como quien respira para escribir. Y como quien escribe para sobrevivir.   JNR

Soy el llanto escrito

Se hierven las letras que mugen desde la punta de mis dedos. Se van quemando las hojas al ras del canto de mis latidos.   Las palabras laten en sangre; rojas y con hambre. Desdichadas… Vibrantes.     Las estrellas miran desde lejos la lucha interna y constante, más los quejidos que el viento quema en mis heridas.     Soy la luna, y el sol, y la tierra.   Soy el llanto escrito; un vaivén de lamentos bajo las espinas húmedas.   Soy el fuego, más la sangre encubierta. Anhelando ser cenizas.   Soy aquel escrito… Olvidado, con múltiples manchas de fino vino tinto.   Soy la hora que acaba y que se aferra a los suspiros. Suspiros míos, tanto como tuyos.   Soy la partida del punto final.   JNR

Matamos al destino

Eran avances mis besos los que abrazaban tu boca; fina y pulida, enteramente llena de gimoteos astutos.   Matamos al destino. Al no darle importancia, con cada una de nuestras caricias vanas.   Hoy tus besos saben a recuerdos. Y los recuerdos fijan mi soledad. ¡Qué astuta es la memoria! Al des memorizar tu rostro frío.   El fuego exaltante enciende mis promesas rotas que se aquietan con tu sonrisa olvidada.   Ya no me busques, ya que al destino no le importas. Ni yo le importo.   ¿Quién va a leernos dentro de 200 años? Nadie, más que la muerte. Ya que, a ella, siempre le intereso leernos.   JNR

Suspiros callados

El tiempo muestra que la suerte no afrenta ante la muerte suculenta. Yo nací perdiendo y nadie perderá el día en que yo perezca.   Tiempo y muerte. Muerte y tiempo. Simple y llano cuento funesto.   La hierva crece dentro de un alma seca pero que todavía puede dar frutos con alevosía.   La muerte canta a la distancia. En su clásico tono de elegancia con sus finos coros de cruel desesperanza.   ¡Qué brutal tristeza! Que cuando llegue la muerte los sonidos se desvanezcan. Dejando a mis suspiros callados y eternamente pasmados.   JNR